Las personas establecen de manera un tanto arbitraria parámetros que intentan establecer qué orden de elementos pueden considerarse feos, y cuál conjunto de objetos reúnen las características necesarias para ser calificados como bonitos o bellos. Organizar y dividir elementos en grupos es un proceso que ha de realizarse con mucho cuidado para que la clasificación obedezca a las características de los objetos divididos y los conjuntos estén integrados por los elementos que correspondan a los rasgos fundamentales de ellos.
Procesos tales como el muestreo se rigen y gobiernan por medio de pautas altamente específicas cuyo fin es comprobar y constatar que los grupos obtenidos por medio de dichos procesos se configuran a partir de pautas lo suficientemente válidas para servir de determinantes.
Porque lo lindo siempre es subjetivo
Volviendo al caso puntual de “lo bonito y lo feo”, recordemos que ambas categorías tienen una naturaleza estrictamente subjetiva, y que los criterios que diferencian los elementos de una y otra subjetivos también, es decir, que provienen de la formación personal de los individuos de su dimensión de personas con prejuicios y preferencias no necesariamente pulidas por un método rígido de selección o de evaluación.
Es muy difícil definir y diferenciar lo subjetivo de lo objetivo en cuanto a la naturaleza de las opiniones dadas porque, para empezar, todas las opiniones se realizan de acuerdo con una relación que tiene la persona que opina con respecto a unos valores, estos valores siendo el conjunto de rasgos o características que, para la persona que opina, son importantes para formar así su comentario próximo a exponer.
Estos valores son elegidos en base a la preferencia, evaluación, medición de qué elemento o cosa es más pertinente que otra, y ellos pueden seleccionarse tanto por el método científico como por ámbitos un tanto más, si se quiere, mundanos y no tan rígidos. Nuestra relación con los valores define nuestro proceder en distintos ámbitos al configurar el sistema de prioridades que apliquemos en los distintos aspectos de nuestra vida.
Los valores estéticos suelen ser los criterios que separan lo bonito de lo feo. Estos valores estéticos pueden hallar sus orígenes en la percepción o percepciones individuales en torno a un elemento o serie de ellos, o en fuentes externas a las personas, entendiendo por ellas a las instituciones sociales en cualquiera que sea su presentación y legitimidad; siempre y cuando la institución sea lo suficientemente reconocida como ente creíble sabedor y curtido de criterio para realizar aseveraciones que aparezcan como justas al conjunto, entonces, el asunto de la legitimidad pasará a un segundo plano.
Lo legítimo no siempre es lo masivo o lo que tiene más alcance, y lo masivo tampoco tiene que ser necesariamente legítimo. Los estudios sobre la legitimidad no son nada nuevo en el mundo; ella ha sido objeto de varias ciencias sociales, como la Sociología, a lo largo de los años.
Sobre lo que comúnmente se considera lindo
Las clasificaciones de acuerdo con lo que es “lindo” son disímiles porque la lindura realmente es una palabra que no define ni delimita mucho por sí sola. Generalmente, cuando nos referimos que algo es lindo, parece ser que el ámbito más fundamental y primero que sirve de expositor para lo bello es lo físico, lo palpable, lo que se da a primera vista. Como lo físico y lo visualmente constatable es lo primero que se tiene para comprobar, analizar, evaluar, comparar, pocos esfuerzos se realizan para indagar si otros campos son susceptibles a la aplicación de las categorías de lindo y/o de feo.
Efectivamente es así, pero parece escapar de la vista de las personas porque no luce como un asunto lo suficientemente urgente y pertinente para ser tomado en cuenta.
Sin embargo, repetimos, hay otros ámbitos cuyos elementos pueden ser también categorizados por “feos” o “lindos”. Por ejemplo, seguramente has oído muchas veces que una persona tiene “lindos” sentimientos, o que alguien tiene una “linda” forma de pensar; los criterios allí aplicados, más allá de su naturaleza fundamentalmente subjetiva, están dirigidos a dimensiones que no son físicas ni empíricas, sino abstractas, que han de ser comprendidas y alcanzadas por el razonamiento y la comprensión del sentido de aquello a lo cual le decimos lindo o feo.
Definición de “lindo”.
Intentaremos esculpir una definición de “lindura” que podamos aplicar un gran universo de elementos. Conoceremos como lindo a todo elemento que responda de manera agradable a los distintos tipos de sensibilidad que podemos albergar en nosotros mismos. A partir de esta definición podremos conceptualizar de algún modo lo que entenderemos por frases lindas, que es el objeto de este escrito.
Frases lindas
Las frases lindas son los fragmentos textuales u orales que despiertan en nosotros un cierto sentimiento o pálpito candoroso, algo que nos inspire y alegre en torno a la vida o hacia el contexto específico en el cual se enmarcan las frases lindas. Lo que hace linda esas frases es el significado que tienen para nosotros y cómo ellas interaccionan con experiencias o valores que consideramos importantes o valiosos.
Las frases lindas tienen esa “habilidad” de poder establecer una conexión íntima entre nosotros con el contenido de dichas frases; entre más íntima sea la conexión, más linda nos parecerá la frase.
Ejemplos de frases lindas
A continuación, colocaremos algunos ejemplos de frases lindas de nuestra autoría que usaremos a modo de ilustrar nuestro punto:
- Después de la noche, habrá un lucero mejor, y su luz será para todos.
- Me devolviste a la luz, a las estrellas, y me has hecho sentir profundamente humano.
- Elegiría retornar al vientre materno, mi primer y único espacio seguir, génesis de mi yo original.
- Ahora sé que no eres una simple fabulación, la persona que he anhelado es una persona real.
- Aquí es donde hallo comodidad para mi consciencia, estoy donde quiero estar, donde se encuentra mi hogar.
- Hay belleza en los últimos suspiros, belleza cuando se está cerca del abismo. belleza cuando se trata de ti.
- Cuando admiro y me pierdo en la perspectiva, siento que este es un mundo donde quiero vivir.