La comunicación es una facultad muy importante para el ser humano. Definiremos la comunicación como la facultad que permite que dos seres vivos interactúen y transmiten información entre sí por medio de un conjunto de signos que significan para las partes que interactúan lo mismo dichas partes o, aunque diferente, suficientemente entendible para ellas para ser un objeto comunicativo y susceptible al intercambio comunicacional en cualquiera de sus vías (oral, escrita, gestual, etcétera).
Por medio de la comunicación y el entendimiento se forman las relaciones sociales sólidas posteriores al proceso de socialización primario y fundamental. La comunicación como vehículo de signos significantes, que nos expresan ciertos contenidos sólo susceptibles al “acervo de conocimiento a mano” que disponemos previamente, es imperativa para el surgimiento de sociedades complejas que permitan la realización de la división del trabajo.
Escenarios de la obra artística de acuerdo con su intencionalidad
La comunicación artística, en particular, es una de las formas más complejas de comunicación que pueden existir. La comunicación del sentido artístico de una obra es un acto sumamente intrincado para los actores que participan en dicha comunicación, siendo ellos el creador o creadores de la obra, y la audiencia que la recibe. Una persona puede crear una obra para la audiencia o por la audiencia.
En el primer escenario, el creador, aunque está al tanto de los probables efectos que puede tener su obra una vez sea liberada y de los diversos públicos que la pueden recibir y su gusto o ausencia de éste, no se deja determinar por completo de estas variables que probablemente no se terminen concretando, y conserva aún un gran grado de autonomía con respecto a ese “otro” receptor.
La conservación de esta autonomía creadora y la intención pura de la misma conlleva a obras artísticas que bien pueden considerarse “originales” o “frescas” dentro de un mercado plagado por obras artificiales que obedecen de un modo notable a los gustos de la audiencia ya formada. Las obras que se enmarcan en este primer tipo tienden a crear audiencias en el mercado donde el artista no está formalmente incluido.
En el segundo escenario, uno de los determinantes más importantes e influyentes en el proceso creativo es cómo la obra puede llegar a ser asimilada y juzgada por el público esperado; se anticipan los probables criterios que la audiencia pudiera llegar a emplear para evaluar la obra, y se empiezan a configurar probables estrategias que logran satisfacer estos criterios cuya certeza no conocemos del todo y que bien pueden no darse en la realidad empírica, pero cuya mera presencia en nuestro sistema de expectativas induce a una reformación de nuestro modo usual de crear.
En este segundo escenario, el artista ya cuenta con conocimiento del mercado artístico porque ya se encuentra inserto hondamente en él; ha tenido acercamientos previos con la dinámica propia del mercado, los diferentes actores que lo componen, y tiene ya un conjunto de expectativas sobre su obra y desempeño en el campo intelectual que integra. Estas expectativas influyen en su proceso creativo de manera inevitable; la intención creadora, aunque hospeda aún una genuina intención artística, perdió la pureza que tenía en sí misma al ya no conducirse exclusivamente por la voluntad consciente de crear arte, sino también por otros criterios que ejercen también un rol.
Significado y peso simbólico del reconocimiento artístico
La complejidad de la comunicación artística contribuye a un reconocimiento especializado, sectorial, o general del dominio de esta complejidad que una persona o grupo de estas puede tener sobre la encarnación artística que practican. Este reconocimiento satisface al artista y le proporciona cierto aval de que su obra, de acuerdo con los criterios utilizados por la audiencia o audiencia receptoras, tiene “calidad artística”.
La búsqueda de este reconocimiento está más presente en el primer tipo de obra artística de acuerdo a su intencionalidad o conjunto de intencionalidades que en el segundo tipo debido a que el artista, cuando no está muy acostumbrado de la dinámica del mercado artístico y/o no integra fuertemente un campo intelectual determinado que deje caer sobre el una serie de “responsabilidades y deberes para con los otros”, imprimirá a su obra artística un sentido principalmente difusor, es decir, importará más el que las personas sepan que la obra existe como tal que el cómo esta obra sea recibida.
Mario Benedetti
Mario Benedetti fue un poeta, ensayista, dramaturgo, y periodista uruguayo nacido el 14 de septiembre de 1920 y fallecido el 17 de mayo de 2009, en Montevideo. Formó parte del movimiento literario conocido como la Generación del 45 que también incluyo artistas tales como Idea Vilariño y Juan Carlos Onetti. Mario Benedetti es uno de los más grandes literatos no solamente de su natal Uruguay, sino de toda América Latina y de la lengua española en general.
La trascendencia de sus obras aún persiste después de décadas de publicación y han superado la muerte de su autor para integrarse al grupo de textos imprescindibles en la literatura universal. Si la creación propia de una época de tiempo específica logra extenderse más allá de esta época y logra ser aún influyente, entonces, de manera retrospectiva, esta obra es calificada como clásica. Pues bien, muchas de las obras de Mario Benedetti son clásicas en la literatura de América Latina.
Como todo autor que ha desarrollado su oficio por el tiempo suficiente y ha sido capaz de producir obras de suficiente trascendencia, Mario Benedetti fue capaz de incluir en sus obras grandes frases enunciadas ya sea por alguno de sus personajes en sus distintas novelas u obras de teatro, o por él en primera persona desde su perspectiva contenida en la serie de ensayos que escribió.
Las frases de Mario Benedetti, en cualquiera de estas dos modalidades, merecen ser repasadas una y otra vez por las diversas generaciones posteriores a su publicación original para así dar con algunos de sus diversos significados y sentidos. Las frases de Mario Benedetti han sabido calar hondo en el imaginario latinoamericano.
Ejemplos de frases de Mario Benedetti.
- “Cinco minutos bastan para soñar una vida. Así de relativo es el tiempo”.
- “Ya casi es hora de que empiece a dedicarte mi insomnio”.
- “No me tientes, que si nos tentamos no nos podremos olvidar”.
- “Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas”.
- “Pero, en definitiva, ¿qué es Lo Nuestro? Por ahora, al menos, es una especie de complicidad frente a otros, un secreto compartido, un pacto unilateral. Naturalmente, esto no es una aventura, ni un programa ni -menos que menos- un noviazgo. Sin embargo, es algo más que una amistad. Lo peor (¿o lo mejor?) es que ella se encuentra muy cómoda en esta indefinición. Me habla con toda confianza, con todo humor, creo que hasta con cariño”.